¿Qué es el autoconocimiento?

Atravesar todo el proceso de autoconocimiento, nos permite comprender y reconocer quiénes somos, lo cual es el inicio para aprender a valorarnos y querernos como personas.

¿Quién soy?

Saber quién es uno mismo y hacia dónde queremos ir es una de las bases para encontrar bienestar no ya en los grandes proyectos, sino en todos los detalles de la cotidianidad.

Inteligencia emocional

la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales.Según Goleman

La autoconfianza

Es el convencimiento íntimo de que uno es capaz de realizar con éxito una determinada tarea o misión, o bien elegir la mejor alternativa cuando se presenta un problema, es decir tomar la mejor decisión.

T¿Qué es quererse a uno mismo?

Quererse a uno mismo significa ser honestos y comprometernos con nuestra vida. Quererse a uno mismo significa tener en cuenta nuestras necesidades y respetarnos, aceptarnos y querernos por ser solo quienes somos.

AUTOVALORACIÓN


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La autovaloración es el resultado de relacionar nuestro autoconcepto con nuestros valores e ideales. En este caso se contrapone lo que soy con lo que me gustaría ser, emitiendo un juicio o valoración. Nuestro crecimiento y evolución personal están muy relacionados con nuestra capacidad para reaccionar constructivamente ante estas valoraciones. En la autovaloración influye el nivel de exigencia que asumimos y cuáles son nuestros estándares para medir y evaluar nuestras experiencias.

En un proceso de intervención psicológica, para trabajar la autoestima, es útil explorar con mucho detalle estos dos aspectos y sus implicaciones en el estado del cliente.
En ocasiones las personas interiorizan ideas poco precisas o incluso equivocadas acerca de sí mismos. Un caso extremo sería la anorexia, en la cual el autoconcepto está totalmente distorsionado: una persona extremadamente delgada se percibe gorda. Podemos encontrar otros ejemplos del día a día: políticos corruptos que se consideran ejemplares, gente valiente que se juzga cobarde o personas inteligentes que se sienten ignorantes.
En otros casos, un autoconcepto coherente puede ir acompañado de una autovaloración contradictoria o distorsionada. Esto puede ocurrir por varios motivos: el primero es un conflicto entre dos valores. Imaginemos a una persona que valora hacer bien su trabajo y, además, tiene como ideal el uso de estrategias pacíficas para resolver conflictos. Si trabajara en la industria armamentística, por muy coherente y ajustado que fuera su autoconcepto, es posible que surgieran conflictos en su autovaloración. Otro motivo de autovaloración distorsionada puede ser mantener unos niveles de exigencia que son inalcanzables. Por ejemplo, el caso de una mujer que se valora negativamente como madre porque su hija, puntualmente, no se comporta como a ella le gustaría. O un hombre muy complaciente que se siente mal marido porque su mujer no muestra felicidad absoluta en todo momento.
Es importante notar que la autoestima, así como las posibles distorsiones en autoconcepto y autovaloración, son factores importantes para la consecución de la felicidad y el desarrollo personal. La autoestima debería ser la base sobre la que nos asentamos, una estima incondicional que reconozca nuestros logros y nuestros valores, el suelo firme que nos permita observar y explorar oportunidades de crecimiento. Los desajustes entre el autoconcepto y la autovaloración nos dan la oportunidad de saber en qué dirección podemos seguir evolucionando como personas, reorganizando o jerarquizando nuestros valores, ajustando constructivamente nuestras ideas acerca de nosotros mismos o regulando nuestros niveles de exigencia (todo es mejorable, pero nada es perfecto).
Es frecuente simplificar el concepto autoestima con la noción de quererse y sentirse bien con uno mismo (a toda costa). Esta idea, poco meditada, puede dar lugar a situaciones problemáticas: imaginemos el caso de una madre y esposa, trabajadora, con unos altos niveles de exigencia en los tres ámbitos y un autoconcepto distorsionado por frecuentes juicios acerca de su incapacidad para sentirse la madre y la esposa que le gustaría ser, de acuerdo con su elevado ideal. Supongamos que, por el contrario, consigue generalmente sentirse muy buena trabajadora. Si, en este caso, la mujer solo tiene en cuenta el factor autoestima (simplificado), es probable que trate de centrarse exclusivamente en el ámbito que le permite quererse y sentirse bien consigo misma, el laboral. Esta persona, puede acabar descuidando otros ámbitos que sean igual de importantes (o más) en su vida: el personal y familiar.
En realidad, suelen ser los ámbitos que más valoramos personalmente los que nos provocan mayores incomodidades cuando no somos capaces de alcanzar nuestras exigencias. Cuando esto sucede, corremos el peligro de no afrontar los desafíos, descuidar esos contextos buscando una pseudofelicidad que nos proporcionen otros ámbitos menos importantes en nuestras vidas, pero en los que nos sintamos más capaces o reforzados. En otras palabras, donde nos resulte más fácil querernos y valorarnos positivamente.

En conclusión, la autoestima es un factor muy importante en la búsqueda de la felicidad y el desarrollo personal, pero es importante tener en cuenta otros aspectos que están implicados en ella, para poder realizar un diagnóstico más acertado de cómo la persona está dando sentido al mundo y ayudarle a conseguir sus objetivos, explorando en qué ámbito se podría intervenir con mejores resultados globales. Consideramos que la autoestima debe ser la base y el motor de nuestro desarrollo, no una idea distorsionada que promueva el estancamiento, la desconexión con los propios valores y la falta de sentido en nuestras vidas.

AUTOCONCEPTO


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El auto concepto es la imagen que hemos creado sobre nosotros mismos. No una imagen solamente visual, desde luego; se trata más bien del conjunto de ideas que creemos que nos definen, a nivel consciente e inconsciente. Esto incluye una cantidad prácticamente infinita de conceptos que podrían estar incluidos en esta "imagen" sobre nosotros mismos, ya que cada idea puede albergar en su interior muchas otras, creando sistemas de categorías que están unos dentro de otros.
Así pues, podría ser un componente de nuestro auto concepto nuestra idea de lo que es la timidez, pero también una idea aproximada sobre nuestra inteligencia. Hay multitud de elementos que pueden ser parte constitutiva de esta imagen de uno mismo, y el auto concepto sirve para englobarlas bajo una etiqueta.
En definitiva, el auto concepto es el conjunto de características (estéticas, físicas, afectivas, etc.) que sirven para definir la imagen del "yo".

Algunas claves para entender qué es el auto concepto

Estas son algunas explicaciones para matizar el significado del término auto concepto; algunas de sus características principales.

1. Es relativamente estable

Tiene sentido hablar de la existencia del auto concepto justamente porque es posible encontrar unas pautas y unas características definitorias de cada persona que tienden a estar siempre ahí. Si el auto concepto variara totalmente a cada segundo, este no existiría.
Es por eso que muchos psicólogos dedican parte de sus esfuerzos a descubrir aquello que define el auto concepto de las personas. Esto puede servir para tratar problemas en la psicología clínica, pero también, por ejemplo, para establecer perfiles poblacionales o de consumidores.
Por otro lado, el auto concepto puede evolucionar a lo largo del tiempo, pero no de manera abrupta, y siempre siguiendo tendencias más bien escalonadas y suaves. También puede cambiar mediante la psicoterapia, en la que herramientas como la reestructuración cognitiva ayudan a modificar creencias sobre uno mismo.

2. El auto concepto puede cambiar

Aunque tienda a mantenerse relativamente igual en el tiempo, el auto concepto no es ni mucho menos algo estático. Está variando constantemente, al igual que varían constantemente nuestras experiencias y el curso de nuestros pensamientos. Sin embargo, que el auto concepto no se mantenga siempre igual no significa que en él quepa cualquier idea sobre nosotros mismos.
Está claro que algo que considerábamos totalmente ajeno a nuestra manera de ser o de comportarnos puede, pasado un tiempo, entrar a formar parte del conjunto de cosas que consideramos que nos definen. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que, en un primer momento esa idea o cualidad no formaba parte de nuestro auto concepto, y que sólo con el transcurso de los días ha podido quedar englobado en este.
Encontramos numerosos ejemplos de esta variabilidad del auto concepto en los adolescentes. La adolescencia es una etapa en las que cambian de manera abrupta las maneras de entender la realidad, de sentir y de relacionarnos con los demás. Y estas "sacudidas" ocurren, por supuesto, también en la manera en la que estos jóvenes se ven a sí mismos. Es muy normal comprobar cómo los adolescentes reniegan totalmente de una estética y un sistema de valores que, poco después, quedarán integrados en su auto concepto.

3. Hay una diferencia entre auto concepto y autoestima

Aunque ambas ideas se parezcan, el auto concepto no es lo mismo que la autoestima. El primero sirve sólo para describirnos a nosotros mismos, mientras que la autoestima es el concepto que hace referencia a nuestra manera de valorarnos. Es decir, que el auto concepto sirve para referirnos a la vertiente cognitiva de nuestra manera de vernos, mientras que la autoestima tiene su razón de ser en el componente emocional y valorativo desde el que nos juzgamos. Ambos constructos teóricos, sin embargo, hacen referencia a algo subjetivo y privado.
Muchas veces, además, se utiliza el término "auto concepto" ya dando por sentado que en él quedan incluidos tanto el auto concepto como la autoestima. Sin embargo, para salir de dudas, es recomendable utilizar por separado estos términos.

AUTOESTIMA


AUTOESTIMA
 La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, el juicio que hacemos de nosotros mismos, de nuestra manera de ser, de quienes somos, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, determina nuestra manera de percibirnos y valorarnos y moldea nuestras vidas. Ésta influye en la toma de decisiones y es fundamental para el rendimiento académico. Si un adolescente piensa que no es competente, no se esforzará en hacer bien las cosas porque creerá que no es capaz y, además, será infeliz. En relación a la autoestima se advierte un proceso circular: si un adolescente tiene una autoestima alta, se comportará de forma agradable, será cooperador, responsable, su rendimiento será mayor y facilitará el trabajo de formación. Por el contrario, si su autoestima es baja, tendrá repentinos cambios de humor, se sentirá desconfiado, reprime sus sentimientos, será poco cooperador y poco responsable, pues niega o evade sus dificultades y culpa a los demás por lo sucedido. Así, frente a las dificultades se volverá más provocador y desafiante ante cualquier acción para cambiar su situación.
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